Cuando hablamos de cuidado de la piel, lo primero que debemos recordar es que no todas las pieles son iguales. Cada una tiene sus propias necesidades y, por tanto, no existe una rutina universal que funcione para todo el mundo.
Antes de entrar en materia, quiero contarte un poquito sobre la piel y cómo está formada. Probablemente ya lo sepas, pero nunca está de más recordarlo.
La piel es un órgano (sí, ¡el más grande del cuerpo humano!) y puede ocupar entre 1,5 y 2 m². Está formada por tres capas principales: epidermis, dermis e hipodermis.
Las capas de la piel
Epidermis
Es la capa más externa y, en cosmética, la más importante, porque en ella actúan la mayoría de los productos tópicos. También es la barrera que nos protege del exterior.
Con cosméticos podemos actuar en distintos niveles:
- En la parte más superficial, con exfoliantes, hidratantes y emolientes.
- Fortaleciendo la función barrera con ceramidas o cremas reparadoras.
- Con despigmentantes y protectores solares que actúan sobre los melanocitos, responsables de la pigmentación.
Aquí encontramos el famoso estrato córneo, que contiene el NMF (Factor Natural de Hidratación). Son compuestos capaces de retener agua y mantener la piel hidratada. Aunque suene técnico, en la práctica significa que tu piel tiene un “sistema natural” para no resecarse.
Dermis
Es la capa que nutre a la epidermis. Aquí viven los vasos sanguíneos, glándulas de sebo y sudor, además de las terminaciones nerviosas. También es donde se produce el colágeno, la elastina y el ácido hialurónico, responsables de la firmeza, elasticidad e hidratación de la piel.
Hipodermis
La capa más profunda está formada por tejido adiposo (grasa). Aunque a veces no nos guste, cumple funciones vitales: protege del frío y actúa como amortiguador ante golpes o lesiones.
La piel no es igual en todas las partes del cuerpo
Un detalle curioso: no toda tu piel es igual. Por ejemplo, el contorno de ojos es la zona más fina del cuerpo y no tiene glándulas sebáceas, por eso se reseca con tanta facilidad. En cambio, el cuero cabelludo está lleno de folículos pilosos y glándulas sebáceas, lo que lo hace menos propenso a la sequedad.
Así que no, no es lo mismo cuidar la piel del rostro que la del cuerpo. Y, por favor, si todavía usas el mismo gel corporal para lavarte la cara… ¡es momento de dejar ese hábito atrás!
TIPO DE PIEL | ACTIVOS INTERESANTES |
Normal |
Ácido hialurónico Vitamina C Niacinamida Péptidos |
Seca |
Glicerina Urea Manteca de Karité |
Grasa |
Niacinamida Ácido glicólico Ácido hialurónico |
Mixta |
Vitamina C Niacinamida Exfoliantes suaves |
Sensible |
Niacinamida Manteca de Karité Centella asiática Aloe Vera |
Piel normal
La piel normal es la que todos soñamos: equilibrada, con la cantidad justa de sebo, hidratación y una textura uniforme.
Aunque no tengas problemas visibles, sí necesita cuidados para mantenerse en buen estado y retrasar el envejecimiento.
✨ Rutina recomendada:
- Protección solar diaria, porque sí, eso que siempre te dicen de que el sol envejece… es totalmente cierto.
- Hidratación ligera, con activos como vitamina C, ácido hialurónico o péptidos, que aportan elasticidad y luminosidad.
- Limpieza suave dos veces al día, con geles o leches limpiadoras que no agredan la piel.
👉 Consejo: piensa en la piel normal como en una planta sana. Si la riegas con lo justo y la cuidas, seguirá estando perfecta por mucho tiempo.
Piel seca
La piel seca se reconoce enseguida: descamación, tirantez después de la ducha, textura áspera y falta de luminosidad.
Su problema principal es que le faltan agua y lípidos (grasas naturales).
✨ Objetivo principal: mantener la hidratación y reparar la barrera cutánea.
Activos recomendados:
- Ceramidas y manteca de karité, que restauran lípidos.
- Ácido hialurónico y glicerina, que ayudan a retener el agua.
💡 Consejo práctico: aplica la crema cuando tu piel aún esté un poco húmeda, así sellas mejor la hidratación.
- Usa fotoprotección diaria, porque el sol empeora la sequedad.
- Elige cremas nutritivas, con texturas ricas.
- Para la limpieza, opta por leches, aguas micelares o aceites desmaquillantes sin alcohol.
👉 Resumen: imagina tu piel seca como un terreno agrietado. Con agua y un poco de “abono” nutritivo, volverá a ser flexible y luminosa.
Piel grasa
Es la más odiada y, a la vez, una de las más comunes (sobre todo en adolescentes). Se caracteriza por el exceso de sebo, ese brillo incómodo en la frente o la barbilla, y la aparición de granitos o brotes de acné.
✨ Rutina recomendada:
- Limpieza diaria con geles o espumas específicas para piel grasa, pero sin agresividad (si la piel se siente atacada, producirá aún más sebo para compensar).
- Hidratación oil-free, con cremigeles o emulsiones ligeras. Ingredientes clave: ácido hialurónico, glicerina, niacinamida (regula el sebo y minimiza poros) y zinc (calma la inflamación).
- Exfoliación suave 1-2 veces por semana con ácidos como el glicólico o salicílico. Nada de scrubs físicos, que solo irritan.
- Protección solar diaria, fundamental para evitar manchas y empeorar brotes.
👉 Consejo: tu piel grasa no está “peleada” con la hidratación, al contrario: necesita agua, pero en fórmulas ligeras que no tapen los poros.
Piel mixta
Es una de las más comunes, pero también la más complicada de manejar. Combina zonas grasas (la famosa “zona T”: frente, nariz y barbilla) con otras más secas (mejillas y contorno).
✨ Activos estrella:
- Ácido hialurónico
- Niacinamida
- Vitamina C
- AHA como el ácido glicólico
💡 Consejo práctico: personaliza tu rutina según la zona. Usa un sérum seborregulador en la zona T y uno nutritivo en las mejillas.
👉 Resumen: la piel mixta es como tener dos personalidades en un mismo rostro, pero con la rutina correcta puedes lograr un equilibrio bonito y uniforme.
Piel sensible
Más que un tipo de piel, es una condición. Si tu piel reacciona fácilmente con enrojecimiento, picor, escozor o sensación de tirantez, entonces es sensible.
La clave está en no sobrecargarla y elegir productos que calmen en lugar de irritar.
✨ Rutina recomendada:
- Rutina minimalista: menos productos, pero efectivos.
- Limpieza suave: con aguas micelares o leches sin perfumes ni alcohol.
- Protección solar diaria, ya que los rayos UV empeoran la sensibilidad.
- Ingredientes aliados: manteca de karité, niacinamida, ceramidas, centella asiática y aloe vera.
👉 Consejo: piensa en tu piel sensible como en alguien que se estresa con facilidad. Dale calma, menos estímulos y más mimos, y verás cómo mejora.
En Vicorva creemos que cada piel es única. Por eso desarrollamos fórmulas adaptadas a cada necesidad.
Autora: Estrella Martínez. (Licenciada en Farmacia e Industria Cosmética con experiencia técnica en Regulatory)